En los últimos años, la conversación sobre alimentación saludable se ha expandido de forma acelerada. Cada día surgen nuevas dietas, protocolos, tendencias, retos virales, listas de “buenos” y “malos” alimentos. Se calcula que una persona promedio recibe entre 20 y 30 mensajes al día relacionados con nutrición. Sin embargo, paradójicamente, los índices de enfermedades crónicas asociadas a la alimentación: obesidad, resistencia a la insulina, ansiedad alimentaria, alergias o inflamación crónica, continúan en aumento. ¿Qué nos está faltando? ¿Por qué, a pesar de tener información al alcance de todos, seguimos sin poder resolver el problema?
La respuesta puede ser más profunda de lo que parece: el problema de fondo no es únicamente el alimento que se elige, sino el grado de desconexión que las personas (niños y adultos) tienen con su propio cuerpo. La desconexión con el cuerpo no es una condición clínica reconocida, sino algo que afecta la forma en que comemos, dormimos, sentimos hamb...
Durante los últimos años, el ayuno intermitente ha tomado fuerza de nuevo, tal cual como se hacía en la época de nuestros antepasados. Ganando cierta popularidad como estrategia para perder peso, mejorar la sensibilidad a la insulina, estimular la autofagia celular, potenciar la salud metabólica, y poner al cuerpo en estado de descanso y desconexión para reparar todo aquello que necesita reparar, entre muchos otros beneficios más. Sin embargo, siempre surge la duda de que si es una práctica ancestral tan buena, entonces debería ser practicado por los niños también.
En una actualidad donde los índices de obesidad infantil siguen aumentando al igual que ciertas condiciones en la salud como resistencia a la insulina por ejemplo, cada vez son más las familias que buscan estrategias efectivas para mejorar la salud de sus hijos.
En redes sociales y plataformas digitales no es raro encontrar recomendaciones para que los niños “desayunen más tarde” o se “acostumbren a comer menos vece...
Desde hace algunos años y gracias a la nutrición moderna, es que hemos visto la necesidad de dejar de enfocarnos únicamente en “qué” comemos para comenzar a cuestionar y valorar profundamente también el “cuándo” comemos. Este paso en nuestra evolución, nos ha permitido aceptar de una mejor manera que un cuerpo no entiende únicamente de calorías, sino de nutrientes y que además, su buen funcionamiento y salud a presente y futuro, están directamente relacionados con nuestro ciclo y ritmo natural. Así es, los horarios en que comemos afectan la salud metabólica, hormonal, inmunológica y cerebral. Comer en sincronía con el ritmo circadiano puede ser tan importante como la calidad nutricional de los alimentos elegidos.
El ritmo circadiano es el reloj biológico interno que regula la actividad fisiológica a lo largo de un ciclo de aproximadamente 24 horas, anticipa los cambios ambientales (principalmente luz y oscuridad) y sincroniza procesos como la correcta producción hormonal, la sensib...
Por décadas nos han recomendado comer tres veces al día, o incluso más, como la norma ideal para la salud. Esto, debido a la falsa creencia de que comer varias veces al día o a cada rato aceleraría el metabolismo… ¡Vaya trabajo, estrés y presión en el que pondríamos al cuerpo!
Para muchas personas, desayuno, almuerzo y cena se presentan como pilares incuestionables del bienestar, complementados muchas veces por snacks o pequeñas comidas en medio para “mantener activo el metabolismo”. Pero, ¿alguna vez nos hemos detenido a cuestionar si esta estructura es coherente con la biología humana? ¿De dónde surge realmente la idea de comer tres veces al día? ¿Y qué efectos tiene, en términos metabólicos y circadianos, obligar al cuerpo a fraccionar constantemente su actividad digestiva?
Históricamente, el patrón de tres comidas diarias no es un mandato biológico, sino algo que se ha ido construyendo de forma cultural relativamente reciente. Antes de la revolución industrial, los seres h...
“Evita los productos ultraprocesados” es una frase bastante repetida a nivel mundial especialmente por profesionales e incluso influencers. Sin embargo, a pesar de ser muy puntual, se queda bastante amplia y ambigua para muchos. Por ejemplo, afirmar que “la grasa es mala” o que “los productos light no son dañiños” ha contribuido más a la confusión que a la solución. Por eso, es que es necesario poner sobre la mesa las verdaderas diferencias entre un producto procesado que podría formar parte de una alimentación óptima y un producto ultraprocesado que, en realidad, nunca debió entrar al sistema alimentario humano.
Los productos ultraprocesados, son formulaciones industriales que contienen ingredientes de uso exclusivamente industrial: aislados proteicos, mezclas de aceites vegetales, jarabe de glucosa, almidones modificados, saborizantes, colorantes, edulcorantes artificiales, entre muchos otros, y que han sido diseñados no para nutrir, sino para crear dependencia, durar años en est...
En la era moderna, vivimos desconectados de los ritmos naturales que han regulado la biología humana durante muchos de años. La exposición constante a luz artificial, el uso excesivo de dispositivos electrónicos y con esto la exposición a las frecuencias electromagnéicas y una alimentación basada en productos ultraprocesados y con horarios alterados, sumamente desincronizada con el ciclo circadiano natural, han afectado profundamente nuestra salud metabólica, hormonal y mental.
El ciclo o ritmo circadiano es como un reloj biológico interno que regula los procesos fisiológicos en un período de un día compelto (aproximadamente 24 horas). Está sincronizado con el patrón o ciclo de luz-oscuridad y controla funciones como:
Cuando este ritmo se ve alterado por malos hábitos de sueño, exposic...
Algo que a la mayoría nos interesa es llegar a viejos sintiéndonos sanos y libres de enfermedades, pero sobre todo, nos interesa seguir sintiéndonos jóvenes y con buena calidad de vida.
La longevidad no es solo una cuestión de genética, sino de decisiones diarias que optimizan la salud a nivel celular. Si de Nutrición Moderna hablamos, el envejecimiento saludable ya no se trata solo de evitar enfermedades, sino de potenciar la vitalidad, la función cognitiva y la resistencia física a través de estrategias correctas y sostenibles en el tiempo.
Entre dichas estrategias para “desacelerar” el envejecimiento podríamos mencionar: la alimentación ancestral o ceto-carnívora, la exposición solar, la terapia de luz roja, la terapia de frío y la modulación de las frecuencias electromagnéticas, etc. Estas prácticas han demostrado ser clave para mantener la salud y la energía, la claridad mental y la funcionalidad muscular.
La alimentación ancestral (como comían nuestros antepasados), c...
No, no lo es. Sin embargo, es algo que cada vez se va haciendo más fuerte como filosofía de vida en muchas personas alrededor del mundo.
La Nutrición Moderna está avanzando rápidamente, desafiando mitos tradicionales, replanteando lo que realmente significa comer y vivir de manera saludable y transformando la vida de muchos. Basándonos en el hecho de que nuestros antepasados vivieron por muchos años llenos de salud, las razones por las cuales creer e implementar la Nutrición Moderna en nuestra vida, cada vez se hacen más obvias. Basta con empezar a rescatar algunas prácticas ancestrales en este mundo moderno para librarnos de todas aquellas enfermedades igual de modernas.
Además, en un mundo saturado de información contradictoria al alcance de nuestras manos, es necesario saber diferenciar entre recomendaciones basadas en evidencia clínica y ciencia y estrategias que solo benefician a la industria alimentaria.
Hace falta aprender a escuchar más nuestro cuerpo para saber que...
Durante años se ha creído que el azúcar es el causante del sobrepeso, obesidad y diabetes. Y, aunque si bien es cierto, también es la causa primaria de la mayoría de enfermedades. Desde dolores de cabeza recurrentes, hasta problemas más serios y graves de salud. Si a esto le sumamos la poca o nula exposición al sol, más hábitos inadecuados, tendremos el escenario perfecto como antesala para la presencia de enfermedades modernas a presente y futuro.
Viéndolo de otra manera, el consumo excesivo y poco regulado de alimentos que contienen azúcar, genera múltiples desórdenes metabólicos, neuroinflamación crónica y adicción. ¡El azúcar funciona como una droga!
El problema es que la mayoría de las personas no es consciente del daño que esto causa en nuestra vida. El simple hecho de mantener un “balance” en lo que comemos, para muchos, es la excusa perfecta para permitirse esos alimentos ultra-procesados altos en azúcares añadidos por la simple y sencilla razón de que han estado comiendo bi...
Cada día, sin darnos cuenta, estamos expuestos a metales pesados tóxicos como mercurio, arsénico, plomo y cadmio a través del agua, los alimentos y el ambiente. Aunque parezca inofensivo, la acumulación de estos elementos en nuestro cuerpo ha sido vinculada con enfermedades neurodegenerativas, alteraciones hormonales y problemas metabólicos.
Lo preocupante es que estos metales no solo provienen de la contaminación industrial, sino que también están presentes en alimentos comunes, utensilios de cocina e incluso en productos de cuidado personal.
El cuerpo humano no tiene mecanismos eficientes para eliminar metales pesados de forma natural, lo que provoca bioacumulación y una serie de efectos adversos en la salud. Estudios recientes han demostrado que la exposición crónica a estos elementos está relacionada con: