Vivimos en un mundo “moderno” en el que nos estamos volviendo completamente dependientes a la tecnología y a todo lo que esto conlleva. No es malo, porque eso significa que estamos evolucionando, sin embargo, ya estamos empezando a pagar las consecuencias. Las enfermedades modernas, son un claro ejemplo de esto.
Antes, en los tiempos de nuestros antepasados, no solían pasar las enfermedades “modernas” como pasan hoy en día. Por ejemplo, las cifras de los casos de diabetes, síndrome de ovario poliquístico o incluso, complicaciones más sencillas como un simple dolor de cabeza, cansancio en las piernas o incluso inflamación abdominal, no se comparaban en absoluto a las cifras mundiales que tenemos ahora mismo.
Todo esto, aunque es alarmante, no nos debería empujar a vivir escondidos en una habitación. Tenemos que aprender a relacionarnos, tenemos que aprender a salir al mundo y tenemos que aprender a manejar todo lo que va saliendo, pero debemos saber cómo hacerlo. Protegernos de toda esa radiación emitida por lo que supone la tecnología, es clave para cumplir con este propósito.
Según un nuevo estudio, la exposición a la radiación de los teléfonos móviles 3G provocó daño y muerte de células del usuario. Los autores de dicho estudio, incluido el Dr. Michael Kundi, del Centro de Salud Pública de la Universidad Médica de Viena, Austria, dijeron que encontraron "evidencia clara de inducción de toxicidad aguda y alteración del ciclo celular como consecuencia de la exposición" a los niveles de radiación de radiofrecuencia utilizados por los teléfonos inteligentes 3G.
Según su informe publicado en Environmental Research, mencionaron: "Estos procesos posiblemente conduzcan a la formación de células neoplásicas". (Neoplasia es el término para nombrar la formación de un tumor, y como bien sabemos, hay tumores cancerosos).
Kundi y sus coautores dijeron que su estudio, que utilizó personas, no ratones, fue el "primer ensayo de intervención humana controlada sobre los efectos citotóxicos/genotóxicos de la radiación de los teléfonos móviles".
El Dr. Rob Brown, radiólogo de diagnóstico con más de 30 años de experiencia, vicepresidente de investigación científica y asuntos clínicos de Environmental Health Trust (un grupo de investigación y educación sin fines de lucro centrado en los efectos de la radiación inalámbrica), dijo que el estudio es “particularmente valioso” porque es un estudio in vivo. Además, añadió: “La mayoría de las investigaciones hasta la fecha que exploran los efectos biológicos de los campos electromagnéticos y la radiación de radiofrecuencia se han realizado en cultivos celulares in vitro, plantas y modelos animales. Debido a esto, han sido más fáciles de descartar para la industria y los responsables de las políticas”. En el estudio, descubrieron que la radiación de los teléfonos celulares 3G no causó daño cromosómico, pero sí causó la formación de anomalías nucleares que son indicativas de “efectos citotóxicos agudos” y “citocinesis alterada”.
Brown dijo que los hallazgos proporcionan “una evidencia sólida de que al menos algunas frecuencias emitidas por el teléfono celular atravesaron todo el espesor del tejido blando de la mejilla (normalmente un centímetro de espesor o más) para afectar a las células muestreadas”. Agregó: “Por lo tanto, se debe esperar una profundidad de penetración similar y quizás incluso mayor en todas las partes del cuerpo en las que un teléfono celular puede hacer contacto”.
Referencia:
Burdick, S. 2024. Cellphone Radiation Causes Cheek Cells to Die, Study Finds. https://childrenshealthdefense.org/