¡Hola! ¿Eres feliz?
¿Cuántas veces te has hecho esa pregunta durante el último año de tu vida? O mejor aún, si te has hecho la pregunta ¿cuántas veces has podido responderte de forma honesta?
Vivimos en un mundo en el que la sociedad nos empuja a creer que somos felices porque tenemos todo lo que queremos, o hemos podido alcanzar una meta, o cumplimos con ciertos “estándares de vida” como por ejemplo: tener un trabajo, estudiar en la universidad, casarse, tener hijos, y lo que es peor, para muchos; bajar de peso o lo que muchos llaman ser “Fit”.
La pregunta que resuena en mi mente es, ¿quién ha impuesto que para ser felices necesitamos de todo eso? Si bien es cierto, como dicen por ahí; “para ser felices no necesitamos de mucho”, y partiendo del hecho que la felicidad va más allá de todas estas cosas, para ser felices necesitamos únicamente de algo muy simple: reconocer que la felicidad es un estado más en nuestra vida como lo es tener salud y luego de eso, decidir ser felices o no.
Desde que nos despertamos pasamos decidiendo cosas todo el día… Decidimos qué vamos a desayunar, que ropa usaremos para ir a trabajar, qué conversaciones vamos a tener con personas alrededor, qué diligencias debemos hacer cada día, a qué hora nos vamos a la cama. Muchos le llaman a esto “rutina” pero si lo vemos desde otra perspectiva, son pequeñas decisiones que vamos tomando con tal de construir una rutina en nuestra vida que nos permita resolver y llevar a cabo todo lo que necesitamos y queremos. Pero… ¿Qué tal si a nuestra rutina agregamos lo que yo llamo “1 minuto de pensamiento poderoso”? Calma. Te explico de qué va:
1 minuto de pensamiento poderoso:
No es más que un minuto, si sí; sólo un minuto al día en el que entrenaremos a nuestra mente con el pensamiento que deseamos reflejar. En otras palabras, durante 60 segundos de nuestro día vamos a crear un pensamiento a propósito y con propósito, en este caso; pensar que la felicidad es una decisión. Crear ese pensamiento tantas veces sea necesario hasta convertirlo en una decisión real en tu vida, es lo que te permitirá reconocer la felicidad como un estado más que tu cuerpo necesita como lo es la salud, tal y como lo mencioné al inicio de este artículo.
Y seguramente te estarás preguntando ¿por qué necesitamos crear ese pensamiento a propósito cuando basta con pensarlo? En realidad, no suele ser así, no basta sólo con pensarlo. Pasa que muchas veces nuestros pensamientos que vienen de pronto sabotean muchas cosas en nuestra vida y ni siquiera nos damos cuenta. Por eso y más, a veces es necesario forzar nuestra mente a emitir pensamientos a propósito, siempre y cuando lleven un propósito.
Si bien es cierto, durante el día podrías no sentirte feliz siempre, pero si la felicidad para ti y en tu vida es un estado real, podrás sentir cansancio y ser feliz, podrás tener un problema y ser feliz, podrás tener una discusión con alguien y ser feliz. El problema viene cuando tú le entregas a alguien o a algo el poder de que decidan por tu felicidad. Siguiendo el mismo ejemplo, si le entregas al cansancio el poder de que decida por ti, tendrás cansancio y no sentirás felicidad, de la misma manera, si le entregas a la otra persona con la que estás discutiendo el poder de que decida por tu felicidad, discutirás y no sentirás felicidad en tu vida, porque estás dependiendo de terceros para encontrar felicidad en tu vida.
Importante también, que no se mal entienda con alegría… Puede darte alegría haber terminado la discusión en buenos términos, mientras que tú sigues cuidando de tu estado real de felicidad.
Si hablamos de por qué es importante trabajar en esta área, es porque puede ser que tus hábitos estén perfectamente bien, tu alimentación sea 100% correcta y toda la química en tu cuerpo puede que esté bien también, pero si tus emociones o mejor dicho, tu estado emocional tiene altos y bajos, cada vez que regreses al pasado en el que no eras feliz o cada vez que hayan más sentimientos de “no felicidad” en tu vida, tú mismo estás condicionando a tu cerebro a que te lleve ahí, a ese estado de no felicidad y lo vuelva real.
Por eso es que decimos, la felicidad es una decisión y depende únicamente de uno mismo y de nadie ni nada más. Se que se lee muy fácil, pero necesita de constante práctica y ejercicio diario.