¿Por qué comer en función de tu reloj biológico?

newsletter Oct 10, 2024
 

Seguramente has oído hablar sobre el famoso ritmo circadiano, mejor conocido como ese “reloj biológico” que todos tenemos y que nos ayuda a estar bien. Pero ¿sabes en realidad de qué se trata? 

El ritmo circadiano, influye en muchos procesos importantes del cuerpo, desde la digestión hasta el metabolismo, el sueño, o la pérdida de peso, sólo por mencionar algunos ejemplos. En la Nutrición Moderna, uno de los pilares fundamentales es entender cómo este reloj interno debe sincronizarse con tus hábitos alimenticios para optimizar tu salud y bienestar. 

Como parte del NutriTeam, en nuestra clínica, hemos tenido muchos pacientes que vienen con problemas para perder peso y con sus ritmos circadianos bastante alterados. Desayunan muy tarde o no desayunan, y también cenan igual de tarde o comen algún snack antes de dormir, y entre muchas otras cosas tienen muy poca exposición a la luz solar, o bien, mucha exposición a la luz azul antes de dormir.

El ritmo circadiano, es el ciclo de 24 horas que regula nuestras funciones biológicas en respuesta a las señales del entorno, especialmente y clave, la luz solar. Si no está bien regulado, afecta casi todos los aspectos de nuestra biología: desde la producción de hormonas, como el cortisol o la melatonina, hasta la digestión y el uso de energía.

Cuando comemos de manera desordenada o a horas que no coinciden con nuestro reloj biológico, podemos generar ciertas alteraciones metabólicas. Esto significa que nuestro cuerpo no procesa los alimentos de manera eficiente, lo que puede llevar a problemas de salud como el aumento de peso, resistencia a la insulina y alteraciones en el sueño. De manera que, un ciclo de sueño alterado hace que comamos a horas alteradas y el ritmo circadiano siga viéndose afectado, tal como un círculo vicioso.

Imagina que tu cuerpo es como un vehículo que sigue una ruta bien definida con la luz del día. Comer a deshoras es como conducir fuera de ese camino, causando desgaste innecesario. Durante el día, tu metabolismo está preparado para absorber y procesar los nutrientes de manera óptima, se mantiene en estado de “actividad” ya que responde a la misma actividad de la luz solar, en otras palabras, el sol manda señales a nuestro cuerpo que es de día y que debemos estar activos con la capacidad para recibir alimentos. Sin embargo, cuando comes de noche o muy tarde en la noche, el sistema digestivo está “desincronizado”, ya que el cuerpo está más enfocado en procesos de reparación y regeneración y de desconexión total. La razón es sencilla, el sol se ha ido indicando a nuestro cerebro que debemos prepararnos para desconectar y dormir.

Comer en las horas equivocadas, especialmente durante la noche, podría causar alteraciones en la producción de insulina en un momento en el que el cuerpo está menos sensible a ella, lo que puede contribuir al almacenamiento de grasa y a la aparición de enfermedades modernas. En cambio, si alineamos nuestras comidas con los ciclos de luz y oscuridad, nuestro cuerpo funcionará en su máxima eficiencia.

Uno de los principios clave de la Nutrición Moderna es comer cuando el sol está presente. En otras palabras, debemos comer cuando sale el sol y dejar de comer cuando el sol se va.

Por aquí compartimos algunas recomendaciones prácticas para que empieces a comer en sincronía con tu reloj biológico:

Desayuna al amanecer: Una de las formas más sencillas de sincronizar tu cuerpo con el ciclo solar es comer tu primera comida cuando el sol comienza a salir. Esto activa tu metabolismo y prepara a tu cuerpo para una jornada llena de energía, buen funcionamiento y vitalidad.

Evita comer tarde en la noche: La última comida del día debería ser antes de que el sol se vaya. De esta manera, tu cuerpo puede centrarse en descansar y repararse mientras duermes.

Cenas ligeras y temprano: Si sientes la necesidad de cenar, opta por algo ligero y que no sobrecargue tu digestión. Comidas pesadas antes de dormir interfieren en el proceso de regeneración y pueden afectar tu sueño.

Evita los snacks durante la noche: El picoteo por la noche es uno de los mayores enemigos de la nutrición circadiana. Al caer la noche, el cuerpo debe enfocarse en la reparación, y cualquier ingesta de alimentos durante ese tiempo puede interferir con este proceso.

Escucha a tu cuerpo: Si bien la luz solar es una señal clave, también es importante prestar atención a las señales internas de hambre y saciedad. A medida que te sincronices más con tu ritmo circadiano, te darás cuenta de que tu cuerpo también te “pedirá” comida en los momentos adecuados.

La Nutrición Moderna no solo trata sobre qué comemos, sino cuándo lo hacemos. Adaptar nuestras comidas a los ciclos del sol es un hábito bastante ancestral que seguramente ayudo muchísimo en la conservación de la salud y longevidad de todas aquellas personas que hoy en día tienen 100 años o más. Vivimos en un mundo moderno, pero eso no significa que debamos ignorar las leyes biológicas que nos han acompañado durante muchos años.