Según un estudio publicado en el Journal of Endocrinological Investigation, la exposición al insecticida clorpirifos (organofosforado de amplio uso en la agricultura y en las casas para controlar pulgas, cucarachas y terminas) y otros organofosforados, tiene una asociación directa y positiva con el desarrollo de la disfunción eréctil. Si bien es cierto, factores como obesidad, diabetes, hipertensión, consumo de azúcar y productos procesados y malos hábitos, desempeñan un papel importante en la salud hormonal tanto de hombres como de mujeres, la exposición a compuestos químicos ambientales de uso común y constante suelen jalar el gatillo.
La disfunción eréctil, como seguramente ya muchos saben, coloquialmente se conoce como “impotencia” o la dificultad para lograr o mantener una erección. Generalmente aparece en hombres mayores a los 40 – 50 años, sin embargo; dichos estudios sugieren que hay relación incluso en adolescentes y adultos jóvenes. Por otro lado, científicos asocian la exposición a pesticidas comunes con una disminución de la fertilidad en hombres, incluida una disminución en el recuento de espermatozoides.
La presencia de pesticidas en el cuerpo tiene implicaciones para la salud de las personas, especialmente durante etapas vulnerables de la vida, como la niñez, la pubertad, el embarazo y la vejez. Por ejemplo, la exposición temprana o desde temprana edad a pesticidas puede perjudicar la reproducción masculina mediante la interrupción de la homeostasis testicular y el desarrollo de las células reproductivas de Leydig (células presentes en el hombre, que cumplen la función de producir testosterona).
Además, los contaminantes de pesticidas en las aguas subterráneas, los suelos, los productos domésticos y los subproductos de la fabricación de productos químicos se encuentran en una lista cada vez mayor, de culpables de anomalías en el desarrollo, como deterioro de la calidad del esperma e impotencia.
La salud reproductiva puede verse comprometida si los hombres están expuestos en distintos momentos de la vida, desde el útero hasta la edad adulta. La disfunción eréctil se reporta en un tercio de la población masculina de EE. UU. y tiene vínculos con sustancias químicas en el medio ambiente.
Según el estudio, datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), los investigadores investigaron los niveles urinarios de 3,5,6-tricloro-2-piridinol (TCPy), un metabolito del clorpirifos, el insecticida OP más común. Los investigadores compararon los niveles urinarios con los de pacientes que experimentaron disfunción eréctil, respondiendo a un cuestionario que indicaba si los individuos eran "a veces capaces" o "nunca capaces" de lograr una erección.
Una regresión lineal y logística comparó variables sociodemográficas entre la exposición a clorpirifos para identificar factores de riesgo de exposición y disfunción eréctil y analizar la relación entre TCPy y disfunción eréctil.
De los 671 pacientes masculinos en el estudio, alrededor del 37% tiene disfunción eréctil, siendo el tabaquismo, la diabetes, el envejecimiento, la identificación como mexicano-estadounidense y la inactividad física los que tienen la mayor asociación con la prevalencia de disfunción eréctil.
Sin embargo, el estudio destaca el aumento de las probabilidades de disfunción eréctil entre las personas expuestas al clorpirifos, y el riesgo de disfunción eréctil aumenta con una mayor exposición a la sustancia química.
El estudio también destaca los mecanismos implicados en el desarrollo de la disfunción eréctil, incluida la inhibición de la acetilcolinesterasa, la enzima responsable de degradar la acetilcolina en las sinapsis y desregular las vías colinérgicas. Teniendo en cuenta que el sistema colinérgico está significativamente involucrado en la función eréctil, el estudio sugiere que la desregulación por parte de los OP tiene una relación con el desarrollo de la disfunción eréctil.
La prevalencia de la disfunción eréctil ha aumentado las últimas décadas, haciéndose presente en hombres incluso 10 a 15 años antes de lo esperado. Los estudios epidemiológicos, de laboratorio y de vida silvestre muestran que la exposición a contaminantes ambientales de bajo nivel, como pesticidas y otras sustancias químicas, acaba sutilmente la capacidad de reproducción.
Esta, como muchas otras noticias; son bases suficientes para empezar a adoptar medidas estratégicas para dejar de depender de químicos en el hogar, pesticidas incluidos. Aprender a escoger el tipo de productos que llevamos a nuestro hogar, como productos químicos de limpieza, al igual que alimentos, especialmente verduras y frutas; es una tarea que nos corresponde hacer, sobre todo si tenemos niños en casa.
Referencia:
Beyond Pesticides. 2023. Common Pesticides Linked to Erectile Dysfunction in Younger Males. The Defender. https://childrenshealthdefense.org/