Este año ya casi se acaba...
Y como es de esperarse, algunas emociones empiezan a cobrar vida en muchas personas: nostalgia por lo vivido, esperanza por lo que está por venir, tal vez un poco de cansancio acumulado, expectativas, deseos, sentimientos bonitos por las metas alcanzadas, etc.
Por eso y más, este es un momento perfecto para hacer una pausa, crear un espacio para mirar hacia adentro de nosotros mismos y para conectar con nuestras verdaderas raíces y preguntarnos:
¿Cómo quiero cerrar este ciclo?
Cerrar un año no es solo despedir el calendario; es un acto de introspección y de amor hacia nosotros mismos. Como siempre lo decimos, en la Nutrición Moderna, no solo importa lo que comemos, sino también cómo nos nutrimos en un sentido más amplio: cuerpo, mente y espíritu. Por eso, toma este momento para reflexionar, sanar y construir intenciones para el futuro desde un lugar de paz, armonía y gratitud en tu vida.
En nuestra vida diaria, muchas veces corremos sin detenernos a “saborear” los placeres de la vida. La comida se convierte en algo automático, las emociones bonitas y positivas quedan enterradas al fondo, y el cuerpo funciona como un engranaje más en una maquinaria que nunca para. Pero el cierre de un año nos invita a volver a lo esencial, a preparar una mesa para nuestras almas, más allá de lo que llevemos en los platos.
Realiza el siguiente ejercicio, toma papel y lápiz y de forma detallada contesta las siguientes preguntas:
Estas preguntas son puramente semillas para sembrar dentro de ti una intención, por el ciclo que se acaba y por el nuevo ciclo que está a punto de comenzar.
Y hablando de ciclos, solemos ver el final de un ciclo como eso, un final. Pero ¿qué pasaría si empezamos a verlo como un inicio? Si sí, el inicio de una vida llena de salud y longevidad. El inicio de una vida en donde te permites tomar decisiones correctas y en donde priorizas cuidar tu salud y la de los tuyos.
Cuidar el cuerpo no es un acto egoísta, sino una base esencial para vivir plenamente. Comer con atención, movernos con libertad, descansar con propósito y permitirnos momentos de quietud son prácticas que nos llevan hacia ese ciclo de inicio constante que nos hace tomar acción futura, siempre y cuando, lo hagamos desde el agradecimiento.
¿Conoces el poder de la gratitud? No solo es un acto mental; al ser agradecidos y tener sentimientos de gratitud, cambia la química de nuestro cerebro y por lo tanto nuestra visión de vida también. Por eso, en cada inicio de ciclo, especialmente en este, practica la gratitud hasta que se vuelva parte esencial en tu vida.
Un buen ejercicio para lograrlo es el siguiente:
Todos los días, al despertar y antes de levantarte de tu cama, piensa en una cosa por la que estás agradecido en ese día, incluso si todavía no ha pasado, pero agradece y disfruta de esa emoción como si ya lo tuvieras. De la misma manera, antes de dormir agradece por algo que haya sucedido o que hayas tenido en tu día.
Cada día tenemos una oportunidad para empezar de nuevo, así que, si aún sientes que necesitas cumplir ciertas metas, no te quedes con la idea de que el año se terminó y no lo lograste, sino más bien aprovecha esta oportunidad para replantear cada meta y llevarla a cabo en este nuevo ciclo que está por iniciar.
Recuerda que la nutrición es mucho más que lo que comes; es cómo vives, cómo amas, cómo decides cuidarte y cuidar a los demás. Que este fin de año sea una oportunidad para reconectar contigo mismo y con lo que realmente importa en tu vida y en la de los tuyos.
¡Feliz cierre de año!