La “moda” de los suplementos ha tomado cierto rol en nuestras vidas desde hace un tiempo. Cada vez es más común ver recomendaciones sobre suplementos de forma abierta y general, de personas profesionales y de otras que no lo son, sin tomar en cuenta aspectos claves como estado de salud, saber si realmente son necesarios o no, dosis y composición, etc. Además, se tiene la falsa creencia de que con un suplemento se va a solucionar el problema de salud, sin valorar cambiar hábitos o mejorar la alimentación y ciclo de sueño por ejemplo, factores importantes cuando buscamos mejorar la salud, prevenir o revertir alguna enfermedad.
En la actualidad, las deficiencias de vitaminas y minerales son un problema de salud más común de lo que pensamos, incluso en sociedades desarrolladas con acceso a una amplia variedad de alimentos. La alimentación moderna, en muchos casos, se ha desviado hacia patrones que priorizan la conveniencia y los alimentos procesados por sobre una dieta equilibrada y lo que llamamos “densa” en nutrientes. Esto, junto con factores como el estrés, el sedentarismo, y el impacto ambiental en la calidad de los alimentos, ha hecho que muchas personas experimenten deficiencias sin siquiera darse cuenta.
Identificar si hay una deficiencia de vitaminas o minerales no siempre es sencillo, ya que los síntomas pueden ser sutiles o confundirse con otras condiciones. Sin embargo, entender las señales de tu cuerpo, analizar tus hábitos relacionados con la alimentación y buscar asesoría profesional puede ser clave para mantener una salud óptima.
Las vitaminas y los minerales son nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para realizar funciones vitales. Estos micronutrientes no pueden ser producidos por el cuerpo (con algunas excepciones) y deben obtenerse a través de lo que consumimos. Una deficiencia ocurre cuando el cuerpo no recibe la cantidad suficiente de uno o varios de estos nutrientes, lo que puede comprometer su funcionamiento y desencadenar una variedad de síntomas.
Algunos de los nutrientes más comunes con deficiencias en la población incluyen:
Los síntomas de una deficiencia pueden variar según el nutriente específico, pero algunas señales comunes incluyen:
Detectar una deficiencia requiere una evaluación detallada por un profesional de la salud, pero para darte una idea:
Pregúntate si tu dieta es densa en nutrientes, especialmente carne, huevo y pescado. Una alimentación basada en productos procesados y pocas proteínas de calidad puede aumentar el riesgo de deficiencias.
Presta atención a los signos que te da tu cuerpo. Si notas cambios significativos en tu energía, piel, cabello o estado de ánimo, podrían ser señales de que algo falta.
La suplementación no es algo que debe tratarse de forma general ni tampoco en la farmacia de un supermercado. Consultar con un profesional en la salud te ayudará a saber si hay deficiencias de nutrientes y si las hay te ayudará a comprender qué tipo es y cuál es la solución.