Vacunas infantiles… ¿Sí o no?

newsletter Sep 07, 2023

Una de las preocupaciones de muchos padres es debido a la cantidad de vacunas a la que obligatoriamente los bebés deben ser sometidos desde que nacen. “No nos queda de otra más que seguir los sistemas de salud o de lo contrario no aceptan en el colegio a mi hijo” es una de las tristes afirmaciones que los padres siempre nos cuentan en consulta, luego de verse en la incertidumbre de lo que dicha carga de vacunas supone para la salud del bebé.

Las vacunas siempre han existido, pero los ambientes en los que convivimos hoy en día nos alejan por completo de las condiciones que nos garantizan un estado de salud óptimo y longevo. De igual manera; los intereses políticos mundiales avanzan más rápido que un rayo de luz. Triste, pero cierto; se nos arrebata el derecho a decidir si queremos vacunarnos o no, sin tomar en cuenta especificaciones ni particularidades de cada uno; las vacunas están como regla general para toda la población recién nacida.

Veamos qué pasa…

Un estudio publicado el 20 de julio en Cureus Journal of Medical Science, revela que en naciones o países desarrollados que requieren la mayor cantidad de dosis de vacunas, tienen tasas de mortalidad infantil más altas. Casualidad o no, dichos resultados contradicen la suposición de que las vacunas previenen mayor número de muertes infantiles.

El autor principal Neil Miller, director del Instituto de Investigación Médica y Científica en Santa Fe, Nuevo México, ha estado investigando este tema desde principios de la década de 2000. En un artículo del 2011 con el mismo coautor, Gary S. Goldman, Ph.D., demostraron que los países desarrollados que requieren la mayor cantidad de dosis de vacunas para bebés tenían las tasas de mortalidad infantil menos favorables. 

En su último estudio, Miller y Goldman ampliaron el alcance de sus análisis anteriores para considerar los efectos de las vacunas de la hepatitis B y la tuberculosis. El estudio calculó el efecto de dichas vacunas en las tasas de mortalidad de recién nacidos, bebés de hasta 1 año y niños menores de 5 años. Todos los análisis se basaron en datos separados de 2019 y 2021. Los datos de mortalidad y los calendarios de vacunación se recopilaron de UNICEF, OMS (Organización Mundial de la Salud) y los gobiernos nacionales. Después de aplicar análisis estadísticos estándar a los datos, el estudio encontró una fuerte asociación entre las vacunas y las tasas de mortalidad neonatal, infantil y de menores de 5 años para los dos años estudiados.

Además, Miller calculó una diferencia muy significativa de 1,28 muertes por cada 1,000 nacidos vivos en las tasas medias de mortalidad infantil entre los países que no administran ninguna dosis de vacuna a sus recién nacidos y los que requieren vacunación contra la hepatitis B y la tuberculosis. Por cada reducción de seis dosis de vacuna administradas durante la infancia, la tasa de mortalidad infantil mejoró en aproximadamente una muerte por cada 1,000 nacidos vivos. Según Miller, “las vacunas contra la hepatitis B y la tuberculosis administradas poco después del nacimiento, cuando el sistema inmunitario es inmaduro y el peso del recién nacido es bajo, pueden aumentar la vulnerabilidad a reacciones adversas graves y muertes que, en última instancia, contribuyen a aumentar las tasas de mortalidad en el futuro” En otras palabras, el nacimiento prematuro y el bajo peso a nacer son complicaciones comunes que aumentan el riesgo de muerte neonatal, pero dado que las vacunas se administran dentro de las 24 horas posteriores al nacimiento, cuando estos factores son más relevantes, es posible que algunas de estas muertes hayan sido precipitadas por las vacunas al nacer. Sin embargo, dado que no existen clasificaciones de causa de muerte asociadas de forma directa con la vacunación infantil, los médicos y forenses se ven obligados a clasificar erróneamente y ocultar las muertes relacionadas con la vacuna bajo clasificaciones alternativas de causa de muerte.

Como soporte de dichos análisis, Miller estudió y analizó algunos de estos factores que generan “confusión”, en un artículo anterior sobre las vacunas y el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS según sus siglas en inglés), publicado en 2021 en Toxicology Reports. Ese estudio identificó la muerte súbita del lactante y asfixia en la cama como clasificaciones erróneas comunes: de todos los casos de muerte súbita del lactante informados después de la vacunación, el 75% ocurrió dentro de los 7 días posteriores a las vacunas. El estudio de Miller también encontró que las vacunas administradas poco después del nacimiento se correlacionan más fuertemente con la mortalidad infantil que con la mortalidad neonatal o en bebés.

Miller concluyó su estudio con un llamado a las autoridades sanitarias de todo el mundo para que reconsideraran los calendarios de vacunación infantil obligatorios: “Los formuladores de políticas de vacunas tienen la obligación de determinar el impacto total de sus calendarios de vacunación actuales en las muertes por cualquier causa. Se necesita más investigación de seguridad sobre la cantidad de vacunas infantiles que se administran de forma simultánea, acumulativa y la secuencia en la que se administran, para confirmar que están proporcionando los efectos previstos en la supervivencia infantil”.

Este, solo es un estudio más, de los muchos que “silenciosamente” van saliendo hoy en día pero que nos van abriendo el camino para tomar mejores decisiones para nosotros mismos y para los nuestros. La salud de nuestros hijos es cosa nuestra y como responsables que somos, no deberíamos dejar su salud en las decisiones de terceros que nada conocen sobre el entorno en el que cada uno vive. Por lo que si hablamos de vacunas, lo mejor es informarnos, seguir investigando y seguir abriendo camino.

¡Salud!

Referencia:

  1. DePalma, A. 2023. Infant Vaccines Linked to Increase in All-Cause Mortality. The Defender