¿Qué inversiones has hecho en tu vida?

newsletter Jul 09, 2024

Al llegar a la etapa de la adultez, se nos otorga el pode de decidir y discernir sobre lo que queremos en nuestra vida, sobre las acciones que hacemos en nuestra vida y sobre cómo queremos vivir los siguientes años de nuestra vida.

Para muchos, esto es una tarea sencilla en donde sus acciones no son más que respuestas inmediatas ante lo que va sucediendo, mientras que para otros la tarea se hace un poquito más complicada hasta que empiezan a navegar olas altas y bajas con su salud…

Con ese “poder” de decidir y discernir, se nos presentan también dos opciones de inversión con resultados a corto, mediano y largo plazo: Inversión en la salud e Inversión en las enfermedades. Qué tipo de inversión es el que haremos, eso ya depende de cada uno.

La primera inversión implica, para muchos; un presupuesto de vida más elevado en el que se nos aconseja comprar alimentos de alta calidad relativamente más costosos que otros, tener la última tecnología y un hogar con un ambiente inteligente. Mientras que la segunda inversión, implica alimentos mucho más económicos y cero adquisiciones de recursos o adquisición de recursos igual de económicos también.

En esto, ni una cosa ni la otra; pero vamos por partes…

Invertir en salud, requiere muchísimo más que únicamente la compra de alimentos costosos y mejores. De hecho, comprar alimentos con precios más elevados que otros o mejores que otros no siempre supone una inversión en salud como muchos falsamente nos han hecho creer. Para estar bien se necesita de muy pocos recursos y de mucho interés personal y es ahí donde está la clave en donde muchos acaban abandonando.

Durante años se nos ha dicho que una alimentación correcta debería incluir “todos los grupos de alimentos” y que nuestra canasta básica debería, de igual manera, incluir todos los grupos de alimentos, pero hoy en día sabemos que no es así. El cuerpo es sabio y ya nuestros antepasados los venían demostrando, comían alimentos densos en nutrientes como carne, huevo y pescado. Si priorizamos una alimentación ancestral, nos encontraremos que la cantidad de alimentos de esa canasta básica se reducirá a la mitad de lo que allá fuera nos quieren hacer comprar.

La comercialización de productos comestibles (si es que se les puede llamar así) nos ha hecho evolucionar como especie humana en cierta parte, pero ha dejado atrás todos los principios básicos de la humanidad que nos han traído hasta aquí. Productos que dicen: Keto friendly, light, 0%, por mencionar sólo unos cuantos, son un claro ejemplo de lo que tratamos de decir. 

Para invertir en salud no necesitamos comprar este tipo de tipo de productos, de hecho; para invertir en salud basta con saber reconocer cuáles son los recursos naturales que tenemos con nosotros, saber cuáles son sus funciones en nuestro cuerpo y en nuestra vida y aprender a utilizarlos de forma correcta. Ejemplo de ello: sol, sueño, luz, ritmos circadianos, entre otros.

Partiendo de este punto, el concepto “salud” y todo lo que esto engloba, estar bien y sanos no depende únicamente de lo que comemos ni de llevar hábitos saludables, sino de la suma de todas aquellas acciones que identifiquen, respeten y prevalezcan nuestra propia naturaleza.

Exponerse al sol es 100% gratis, cuidar nuestro sueño también es 100% gratis. Si cuidamos estas dos, y con esto nuestro ritmo circadiano, tener los alimentos correctos vendrá a completar ese círculo perfecto de acciones que buscamos para estar bien. Y si nos damos cuenta, no necesitamos buscar un producto comercial con etiquetas altamente costoso y especial.