¿Alguna vez te has preguntado cómo abordar el tema de la imagen corporal con tu hijo o hija?

Uncategorized Oct 09, 2023

Desde temprana edad, los niños empiezan a recibir mensajes relacionados con su peso. De forma directa o no, de forma consciente o inconsciente, ¡es algo inevitable!.

Esto es algo que desde la sociedad en la que vivimos se ha venido dando desde hace varias décadas. La tecnología ha venido para ayudarnos, para hacernos la vida menos complicada y para tener accesibilidad a todo o casi todo. Sin embargo, debido a que estamos expuestos a más información con tan sólo un clic, es más fácil tener acceso y caer en el juego de lo que significa e implica la imagen corporal y peor aún, del concepto distorsionado que muchas veces se suele manejar. Concepto un tanto… arriesgado, si de niños estamos hablando.

El problema, no es que los niños sepan sobre imagen corporal, peso, sobrepeso, entre otros; sino la forma en la que se aborda cada una de las situaciones relacionadas con esto. 

Es un hecho que, en toda la etapa de crianza, llega un momento en el que ya no se puede controlar la información que tu hijo recibe, pero sí puedes hacer mucho porque esa información sea recibida de forma diferente. Esto les ayudará a no tener juicios ni prejuicios o mensajes negativos sobre su imagen corporal y sobre terceras personas.

Los padres a menudo no saben cómo hablar sobre el estigma relacionado con el peso y cómo esto puede afectar a sus hijos. Si bien es cierto, la salud de los pequeños es lo primero; el lenguaje que usamos con ellos puede intervenir de forma positiva o negativa en todo este proceso.

La mayoría de veces no lo parece, pero situaciones mal manejadas relacionadas con el peso, imagen corporal, talla, tamaño o forma del cuerpo, son la antesala perfecta para desencadenar más adelante una mala relación con los alimentos y en el peor de los escenarios, trastornos de la conducta alimentaria.

Situaciones relacionadas con la alimentación que vivimos como adultos, se pueden prevenir desde que somos niños, pero hace falta comprometerse para empezar a cambiar el entorno familiar, las cosas que decimos pero sobre todo la forma en cómo lo decimos. 

Es posible que no consigas cambios inmediatos, pero conforme vayas practicando, irás generando esa confianza en ti misma o en ti mismo también sobre cómo abordar estos temas con tus hijos. De igual manera, nunca está de más ponerte en manos de un profesional que te pueda guiar en estos temas. 

Llevémoslo a la práctica. Aquí te presentamos un listado de situaciones, preguntas y posibles soluciones, intervenciones o respuestas. 

  • Canales positivos de comunicación

    • Si tu hijo se acerca con alguna inquietud sobre su peso, presta completa y absoluta atención en el momento, escucha con calma sin ningún tipo de alteración.
    • Independientemente de la edad que tenga tu hijo, hazle sentir confianza a la hora de hablar. Es muy útil que los padres brinden a sus hijos oportunidades para hablar y expresar lo que sienten sobre ellos mismos o sobre lo que otras personas hayan opinado de sus cuerpos. 
    • Cuando se consigue generar un hilo de comunicación abierta entre padre e hijo, deja que tu hijo exprese todo lo que siente, piensa, opina. Si quieres dar un paso más allá, incluso podrías poner sobre la mesa cuáles son sus emociones al respecto, cuáles son sus miedos, o las preguntas que tiene.
  • No juicios ni prejuicios:
    • Evita juzgar cosas relacionadas con el peso, incluso si la crítica emitida pretende ser positiva.
    • En este sentido, no hables del peso de tus hijos con ellos mismos. Si bien es cierto, el tema de la salud es algo de lo que todos debemos ser conscientes desde temprana edad, pero hay una línea muy delgada entre salud y peso o imagen corporal. De la misma manera, evita comentarios sobre la forma o tamaño del cuerpo de tus hijos.
    • Evita juzgar cosas relacionadas con el peso, incluso si la crítica emitida pretende ser positiva. 
    •  Te doy dos ejemplos bastante comunes, el primero en niñas y el segundo en niños: 

“Qué bonita eres, siempre tan delgadita todo te queda bien”

“Qué bueno que eres delgado, te caerán muchas novias en unos cuantos años”

  • Evita comentarios que generen sentimientos de culpabilidad:

    • Comentarios que generan sentimientos de culpabilidad, especialmente cuando van relacionados con la comida: es una MALA COMBINACIÓN. Yo le llamo “chantajes emocionales”. Te doy algunos ejemplos.
    • Ejemplo 1 – Cuando esperamos que los niños coman lo que nosotros queremos:

      “Acaba tu comida, yo la hice con mucho esfuerzo porque te quiero”

      “Anda, cómete estas verduras para demostrarme cuánto me quieres”

      “Acaba tu comida, yo la hice con mucho esfuerzo porque te quiero”.

    • Ejemplo 2 – Cuando los niños han comido algo que nosotros no hubiésemos querido:

      “¡Te acabaste el helado! Mañana ya no hay derecho a postre”

      “¿Por qué te comiste ese dulce si sabes que está prohibido?”

      “Por haber comido ese pedazo de pastel, te dolerá la barriga”

  • Escenarios y posibles soluciones

      • Si te dice: “Mamá, en la escuela me han dicho que soy muy gorda” 

      • Posible respuesta: “La gente siempre hablará, pero eso no significa que debemos hacer caso a esos comentarios” 

       

      • Si te dice: “Mamá, quiero ponerme a dieta porque tengo grasa” 

      • Posible respuesta: “La grasa es necesaria para que nuestras hormonas funcionen bien. Incluyamos alimentos que nos ayuden con eso” 

       

      • Si te dice: “Mamá, estoy gordo” 

      • Posible intervención: Explora con tu hijo qué quiere decir “estoy gordo”. Por qué lo dice, por qué lo siente, etc.

       

      • Si te dice: “Mamá, por qué yo soy más delgada y pequeña que ellos” 

      • Posible respuesta: “Todos los cuerpos son diferentes. No hay cuerpos buenos ni malos. Pasa igual que con el cabello, hay personas rubias y morenas, tenemos diferentes colores de piel, ojos, etc.” 

       

      • Si te dice: “Mamá, en la escuela me han dicho que soy el que tiene el cuerpo más grande que todos” 

      • Posible respuesta: “No podemos controlar el tamaño de nuestros cuerpos, pero sí podemos controlar nuestra salud. Y esa es la que cuidaremos a partir de ahora”